

“¡La Señora está triste!” Esta era la comunicación, la confidencia que entre sí se hacían los tres niños de Aljustrel, después de cada Aparición. Esta impresión, resume una de las características principales, del Mensaje de Fátima: “¡La Señora está triste!”
La última palabra de la Virgen en Fátima, epílogo de todo cuanto dijo, fue esto: «No ofendan más a Nuestro Señor, que ya está muy ofendido». Ante un mundo en crisis que ha dado la espalda a Dios Fátima se nos presenta como la Revelación del Corazón Inmaculado de María al mundo actual como camino seguro para llegar al Corazón de Cristo. Nuestra Señora de Fátima recuerda la última misericordiosa intervención del Corazón Inmaculado de María para salvar a los hombres y a las naciones.
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