La editorial BAC ha vuelto a publicar un libro del padre Luis María Mendizábal, fallecido hace apenas un año y cuya causa de beatificación ya está abierta.
En esta ocasión se trata nuevamente de la transcripción, corregida por el propio autor, de unos ejercicios espirituales para hombres que el Padre impartió en abril 1983, en pleno año jubilar de la Redención.
En estas bellas páginas el Padre Mendizábal, desde su tradición ignaciana enriquecida por el Magisterio de Juan Pablo II y por su honda experiencia personal del misterio del Corazón de Cristo, nos insiste en que la obra de la Redención no es sólo obra de la voluntad humana del Salvador, sino obra de su Corazón humano, que toma sobre sí el pecado del mundo y, de esta manera, nos adentra en la contemplación del misterio redentor del Corazón de Cristo, para dejarnos purificar por este acto redentor y para responder con generosidad a su llamada a colaborar con El en esta obra redentora, a ejemplo de María.
Las reflexiones del libro, aunque no olvida del todo el esquema ignaciano de los Ejercicios Espirituales, se centra en comentar diversas intervenciones del Santo Padre en aquel año de la Redención, y estructura sus meditaciones en torno al discurso de Navidad de 1982 de Juan Pablo II a los cardenales, que lo divide en tres partes: el conocimiento del misterio de la Redención, en paralelo con la primera semana de los Ejercicios ignacianos, la asimilación de este misterio, que produce en el alma la conversión, la penitencia y la santificación, donde hace algunas reflexiones bellas y profundas sobre el Espíritu Santo, y en tercer lugar, la colaboración con la obra de la Redención mediante la oblación de nuestra vida, según nos enseña el espíritu de la obra del “Apostolado de la Oración”, del Padre Ramiére, del que Mendizábal se siente discípulo. Esta colaboración, explica Mendizábal se realiza tanto por nuestra cercanía con aquellos que sufren como por nuestro propio ofrecimiento redentor del sufrimiento.
El lector que se adentre en estas bellas páginas encontrará una gran riqueza para la meditación y la profundización en el misterio del Corazón de Cristo, de manos de un sacerdote que vivió en profundidad este misterio y lo transmitió de un modo magistral.