

Canciones de la taberna errante es una rareza, un libro único y extraordinario, un libro concebido y realizado para gozarlo. Tan único es que, en realidad no es solo un libro.
Pero vayamos por partes. Explica el poeta Jesús Beades que hace ya muchos años, al leer la profética novela de Chesterton (que según la traducción responde al título de La hostería volante o La taberna errante), tuvieron una visión: las dieciséis canciones que aparecen en el libro tenían que ser publicadas en forma de cancionero. Un cancionero chestertoniano, provocativo, carnal y muy, muy divertido.
Han pasado unos años desde aquella primera intuición y ahora, gracias a Ediciones More, llega a nuestras manos esta delicia para devoradores de bistecs, caballeros errantes, rapsodas de las bebidas fermentadas y amantes de las chazas.
Decíamos que no estamos solo ante un libro. Canciones de la taberna errante nos brinda las dieciséis canciones compuestas por Chesterton en inglés y en su cuidada y acertada traducción española. Son canciones deliciosas, con rimas y estribillos, por supuesto, y que constituyen mucho más que un adorno, pues expresan de manera festiva nociones clave de la obra, un poco como las canciones en El Hobbit forman parte nuclear del relato. Pero es que además, nos ofrece a través de Spotify y de Youtube las mismas canciones musicadas, en su versión original, con aires celtas perfectos para una velada en el pub. Mi recomendación: busquen el álbum de The Flying Inn titulado The Songs of the Old Ship y degústenlo siguiendo las letras con el libro en la mano (seré parcial, pero la dedicada a San Jorge es casi imposible dejar de tararearla). Para una experiencia completa solo falta el queso y el barril de ron que los personajes de Chesterton paseaban por Inglaterra, algo que Ediciones More dejan en manos de sus espabilados lectores.
Además, el libro incluye unas agudas explicaciones sobre los criterios que se han usado a la hora de traducir las canciones y de un delicioso y algo achispado prólogo de Enrique García-Máiquez. ¿Se puede pedir algo más?
Bueno, sí. Disfruten del libro, de sus canciones, de su música, del acompañamiento culinario a gusto del lector y vuelvan a releer La taberna errante. Lo entenderán todo mucho mejor y además con una sonrisa de oreja a oreja.