Álex Rosal acaba de sacar libro, y además sobre un tema de candente actualidad y con un título provocativo: Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida. Javier Lozano ha entrevistado al autor en la Revista Misión:
-¿Cómo se le ocurrió está fórmula para evangelizar a través de los medios de comunicación?
-Llevo ya más de 30 años en la información religiosa. Siempre he intentado salir de ahí, pero de una forma misteriosa el Señor me ha retenido. Un día le dije: “Si quieres que siga en este sector, ayúdame a hacer otro tipo de información, a hablar de la vida cristiana”. Fue entonces cuando vi que los -testimonios interesan porque puedes sentirte interpelado, porque esa historia puede replicarse en tu vida. Ayudan al lector a entender su cruz o saber lo que Dios le pide.
-¿Ha sido testigo de que estas historias realmente cambian vidas?
-Sí. Muchas personas nos han dicho que gracias a una de esas historias su vida cambió. Familias que no podían tener hijos conocieron la Naprotecnología al leernos y ahora tienen niños. Jóvenes que tenían atracción hacia el mismo sexo han encontrado un lugar donde recibir ayuda y acompañamiento… Religión en Libertad (ReL) ha sido para ellos un instrumento del Espíritu Santo para interpelarles en sus vidas. Pero “esperanza” es la palabra que más utilizan. Les edifica en un mundo complejo.
-Fue de los primeros en alertar de la ideología de género. ¿Cómo vio que ahí había una gran amenaza?
-En 2009 publicamos un primer libro sobre ideología de género, y pocos años después esta ideología estaba ya extendida por el mundo. El Espíritu Santo lo puso en mi corazón: “Este es un tema que puede ser terrible para la sociedad, y hay que ejercer un poco de profetismo, aunque todo el mundo piense que estás loco”. Hasta dentro de la Iglesia me tachaban de radical. Ahora ya hay un consenso del mal que produce, pero hay que seguir insistiendo para frenar a estos bárbaros que intentan imponernos esta ideología anticristiana y destructiva.
-¿Tienen los católicos hoy día suficientes argumentos para defender su fe?
-Dentro de la Iglesia existe hoy un cóctel de buenismo, ignorancia y miedo. Mucha gente de fe ha comprado con entusiasmo este material ideológico averiado. Esto lo vemos en muchos colegios católicos. Se preguntan cómo van a ir en contra de la opinión pública o de quien les paga el concierto. Este cóctel hace que estemos muchas veces paralizados. Y si no damos suficientes argumentos, estaremos contribuyendo a generar más víctimas.
-¿Cómo darle la vuelta a esta situación?
-Depende de todos. En general los católicos españoles hemos pecado de delegar nuestra responsabilidad y hemos señalado a otros: al director del colegio, al obispo, al párroco… Debemos tomar conciencia de que la transmisión de la fe la tenemos que asumir nosotros y no dar por hecho que lo harán en la parroquia, en la catequesis o el colegio.
-¿Debemos hacer autocrítica?
-Hay que reconocer que hemos cometido “microcobardías”. Si los bárbaros nos gobiernan en todos los ámbitos es porque se lo hemos permitido con estas pequeñas cobardías. Edmund Burke decía: “Para que el mal triunfe sólo se necesita que los buenos no hagan nada”. Y Chesterton también comentaba que “el buen soldado combate no porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás”.
»En la sociedad civil no hay esos “buenos soldados” que defiendan lo que aman. Si todos hiciéramos un pequeño gesto, esos gestos multiplicados lograrían parar la expansión de estas ideologías. La Iglesia está bien representada en el ámbito social, pero existe un vacío en el cultural y el político.
-¿Por qué?
-Dentro de la propia Iglesia tampoco se ha puesto el acento en ello. San Juan Pablo II dijo que “una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida”. Afortunadamente, estamos viendo cómo en el cine se está dando una expansión de contenidos católicos. En el ámbito mediático no estamos tan mal como pensamos. Donde sí veo un gran déficit es en el mundo político y empresarial.
«En España ha habido pocas iniciativas para acompañar a los católicos que están en política para que vivan su fe o para que se formen. Y en el campo del emprendimiento también hay déficit. Necesitamos emprendedores que creen riqueza como un elemento propio de su fe, que sientan que el Espíritu Santo les ha dado un carisma para el emprendimiento, para crear puestos de trabajo…
-¿Cuál cree que es el siguiente ataque que se nos viene encima?
-Los bárbaros se han dado cuenta de que enfrente no hay casi nadie para defender una antropología cristiana. Ven el camino abierto y ya trabajan para aprobar la pedofilia. Hay series y películas que van allanando el camino. La manera de actuar de la guerra política pasa primero por ganar la guerra cultural, que ya se ha puesto en marcha.
-¿Qué urge más, anuncio o denuncia?
-Hay que buscar un equilibrio. Gran parte de la vida pública de Jesús se basó en el anuncio, pero también en la denuncia profética. Debemos anunciar el Kerigma a los corazones de la gente, pero sin olvidar que tenemos un don de profecía para alertar de lo que se nos viene encima.
-¿Es pesimista con la situación de la Iglesia?
-No, pero estamos en una apostasía silenciosa en donde hay que evangelizar y donde el sacerdote, ahora que cada vez hay menos, tiene que estar más centrado en el ámbito sacramental y dejar la evangelización a los seglares. Y hay que crear comunidades vivas que tengan calor. Si la estructura parroquial está en entredicho es porque no hemos sabido crear grupos que favorezcan esa relación de hermandad y de amor. Los grupos que funcionan en la Iglesia son los que desarrollan esos vínculos de hermandad.
-Siempre ha fomentado la amistad y ha querido dar voz en la Iglesia incluso a las iniciativas más pequeñas…
-El Espíritu Santo me ha hecho ver que lo pequeño es bello. En los medios de comunicación desechamos lo pequeño. Dios actúa generalmente en la debilidad y en lo pequeño, por eso no podemos desechar esas pequeñas cosas, porque si son de Dios, Él las llevará adelante.