En nuestro siglo secularizado Dios sigue llamando a la puerta del hombre actual, que aunque pudo tener cierto conocimiento de Dios y la religión, sin embargo la vida le ha llevado a alejarse de Él o a vivir como si Dios no existiera.
Pese a ello lo que el obispo de Hipona plasmó con tanta clarividencia en el siglo IV en sus Confesiones “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” sigue siendo una máxima que denota la verdadera interioridad de todo hombre.
En la encíclica Veritatis splendor, Juan Pablo II quiso responder al interrogante del joven rico; “¿Que de hacer de bueno para alcanzar la vida eterna?” El papa citaba al comienzo de la encíclica una frase de la Gaudium et spes que volvería a rememorar a la largo de su pontificado y que hoy hemos de volver a evocar:
«Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Cristo, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación»
La respuesta decisiva a cada interrogante del hombre, en particular a sus interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; Sí, sólo en Jesucristo, la vida del hombre cobra sentido pleno y sólo el encuentro con Él puede trasformar una vida.
Por ello este libro recoge 18 testimonios de conversión a modo de entrevistas de personas normales y corrientes que rememoran “el día que me encontré con Dios” y nos enseñan que Dios permanece junto a los hombres y no los abandona también en estos tiempos de soberbia intelectual.
A través de códigos QR se le permite al lector escuchar a los entrevistados que aparecen en cada testimonio.