El libro de Michael Ward recientemente publicado por CEU Ediciones, El Planeta Narnia, Los siete cielos en la imaginación de C.S. Lewis, promete mucho. Y es que, nos avisan, “todos los que hayan disfrutado con Las crónicas de Narnia y que estén interesados en cualquier aspecto de la obra imaginativa de Lewis deberían leer el libro de Michael Ward. Defiende de forma convincente una estructura interna en las Crónicas que no se ha reconocido hasta ahora”. No es poco.
Jesús Beades, desde Libro sobre Libro, nos avisa: “Este libro de Michael Ward es para amantes de la obra de Lewis, en especial de sus libros de ficción fantástica. O, como se ha venido en llamar, «teología-ficción»”.
E insiste en lo nuclear del mismo: “la idea de que hay una tesis oculta en Las Crónicas de Narnia, y de qué él [Ward] la ha descubierto”.
Continúa Beades: “A Michael Ward, desde luego, no se le puede poner un pero en cuanto a conocimiento de la obra de Lewis. Parece saberlo todo, exhaustivamente, de su obra académica, apologética y de ficción. Su tesis se despliega como un mapa de carreteras, convenientemente señalizado y marcado en cada pequeño detalle necesario para transitar sin perderse por este mundo de fantasía. Su método es ordenado y siempre el mismo: de cada concepto que analiza, señala primero su presencia en la obra académica de Lewis, luego en su poesía –tan desconocida en España–, después en la trilogía de Ransom (Lejos del planeta silencioso, Perelandra, y Esa horrible fuerza), y por último en Narnia. Según este largo ensayo, con quilates de tesis doctoral (que lo es), todo lo que interesa al joven poeta se desarrolla en el profesor concienzudo, y toma forma de mito o alegoría –Tolkien y él discutieron mucho si una cosa o la otra– en sus historias de otros planetas o de mundos de fantasía. Desde este punto de vista es innegable la unidad de la obra lewisiana, en cuanto que vemos sus obsesiones, imágenes e ideas recurrentes, atravesando el tiempo y el papel a lo largo de una vida. Unas veces como un león, el hermoso Aslan que es imagen de Cristo; otras como un planeta que «desciende» a la tierra a bendecir a la silenciosa humanidad.
Como no es una novela de intriga, podemos desvelar su tesis: consiste en analizar los siete libros de Las Crónicas como un planetario. No con nuestros nueve planetas, sino con los siete planetas de la cosmología medieval, que incluyen el Sol y la Luna.
En una entrevista en El Debate, explica Ward por qué sigue teniendo éxito esta saga de ficción aparentemente infantil: «Creo que el genio de Lewis es que logró unir muchos hilos juntos: el cuento de hadas simple, su inmenso conocimiento literario y mitológico, la alegoría cristiana y el esquema planetario». El cuento de hadas proviene, por supuesto, de su infancia, pero también de las lecturas de Chesterton y especialmente de George McDonald. Su conocimiento literario, histórico, de su labor como profesor en Oxford y luego en Cambridge; la alegoría cristiana del afán apologético tras su conversión a la Fe. ¿Y el esquema planetario? Sostiene Ward que procede de imágenes muy arraigadas en la mente del joven Lewis, ya presentes en su poesía más temprana, que se van enriqueciendo y volviendo más complejas por el estudio de la literatura medieval. En este amplio período de la Historia, la astrología tenía un valor simbólico, pues dibujaba el mundo y la posición del Hombre en él con un equilibrio y un sentido universal –el amor es pondus, el peso del Universo, según San Agustín–, en que encajaban, o al menos, convivían, la mitología grecolatina con la fe cristiana. Cuando Ward dice que el espíritu de Júpiter desciende sobre la Tierra en la última entrega de la trilogía de Ransom, y que está presente en el carácter y acciones de Aslan, el redentor de Narnia, está diciendo que no solo hay una alegoría cristiana (Aslan es Cristo, Júpiter es como un poder celestial, etc.), sino que todas esas fuerzas cósmicas confluyen en el mismo centro de realidad. Júpiter no existe menos, sino más, con el Advenimiento de Cristo. Es un símbolo suyo, y un rey cósmico. El poder subyugante y fértil de Venus no es derrocado, sino ensalzado, con la Revelación. Hay mejor sexo, no peor, con la cercanía de Dios.”
Un libro imperdible para amantes de Lewis, del género fantástico y de la literatura cristiana.