Egeria, era una mujer hispana de Gallaecia consagrada a Dios que vivía con otras mujeres una vida retirada. Era el siglo IV. Una inquietud turba su vida tranquila en el campo: su deseo de peregrinar a Tierra Santa, cosa aparentemente imposible para una mujer sola en aquellos tiempos. Pero los caminos de Dios son inescrutables y en este caso era su voluntad.
Prima de Aedia, mujer casada con le general Teodosio, aprovecha la llamada del emperador Graciano a Teodosio para luchar contra los bárbaros en Oriente, y se desplaza con la familia del general para ir hasta Constantinopla para desde allí poder conocer Jerusalén y demás lugares sagrados del cristianismo.
Egeria es una figura histórica, pero muy misteriosa, apenas se sabe nada de ella salvo que realizó este viaje. Este viaje queda perfectamente determinado por el diario que iba escribiendo a sus hermanas de Gallaecia explicando no solo todo lo que ella veía sino los efectos que ellos producía en su vida interior. Durante el viaje contactará con algunos Santos Padres, como el papa Dámaso, san Gregorio Nacianceno, san Jerónimo y los anacoretas del desierto egipcio.
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