

“A nuestra civilización refinada y hastiada, que ha perdido el sentido de lo infinito y que se resiente de ello, Dios ha enviado una niña que, con el encanto y la pureza luminosa de su sencillez, repite el mensaje eterno de su amor, a saber, que nos ha creado por amor, que su amor se mantiene vivo, que es aún más ardiente a causa de nuestros abandonos, que espera que le amemos como niños, que nos dejemos amor como niñitos”. (Padre Eugenio del Niño Jesús, “Tu amor creció conmigo”, EDE, pág. 17-18) Sin duda el camino de infancia espiritual que nos propone santa Teresita, es providencial para un tiempo que cerrado al don de Dios se muestra insatisfecho y desasosegado.
El 30 de septiembre de 1997 san Juan Pablo II la eligió como doctora de la Iglesia después de que la infancia espiritual, propuesta por la santa de Lisieux, ayudara y siga ayudando a encontrar el camino más corto y más directo al Cielo: lanzarse a los brazos misericordiosos del Padre. Uno de tantos que se ha beneficiado de la espiritualidad de la santa de Lisieux es Marcelo Van, religioso redentorista vietnamita que actualmente está en proceso de beatificación. Destaca de su vida y vocación la estrecha relación que tuvo con Santa Teresita del Niño Jesús, quién, a través de su Autobiografía, le hablaba guiándolo en su camino espiritual.
“No tengas nunca miedo de Dios. No tengas miedo de mostrar familiaridad con Dios, al igual que con un amigo”.
Estás palabras le repetía santa Teresita a Marcelo Van, igualmente que san Juan Pablo II al inicio de su pontificado proclamaba al mundo entero: “¡No tengáis miedo!”. Ante la desconfianza hacia Dios que quiere introducirnos el Príncipe de esta mundo hoy santa Teresita vuelve a resonar con sus palabras llenas de amor y confianza hacia Nuestro Señor rico en misericordia.
Si quiere conocer la vida y espiritualidad de Marcelo Van, alma gemela de santa Teresita, le proponemos algunos libros que han sido publicados recientemente;