Un libro sobre un filósofo de lo político no parece, a primera vista, especialmente atrayente, pero La aventura de lo político se lee como una apasionante biografía intelectual.
El mérito es de Julien Freund, siempre interesante y a menudo sorprendente, pero también del entrevistador, su colega el sacerdote Charles Blanchet, conocedor profundo del pensamiento de Freund y hábil a la hora de ir planteando preguntas que van desvelando toda la potencia del pensamiento de Freund.
Su experiencia en la Resistencia (tremenda la trágica anécdota que dejaría una huella indeleble en el joven Freund) y el desengaño posterior que le llevaría a su tesis sobre la esencia de la política nos muestran que una trayectoria intelectual también puede leerse como si de una novela se tratara. La polémica con su profesor Jean Hyppolite, además de muy significativa del carácter de Freund, tendría que enmarcarse y ser de lectura obligada para todo pacifista.
El libro continúa con el descubrimiento de Carl Schmitt, de Aristóteles, de Dostoievski… Freund va desgranando juicios y reflexiones que nunca dejan indiferente. Su ataque al idealismo de Kant (Freund llega a afirmar que “no se puede hacer nada con Kant”), sus aproximaciones al fenómeno religioso y su aceptación de la fe de sus padres, su análisis de la decadencia de las civilizaciones, su advertencia frente a las utopías que, con muy buenas intenciones, acaban convirtiendo el mundo en un infierno (“es en nombre de una intención generosa, edificar una nueva humanidad, como se justifica el terror”), son algunos de los aspectos que van desfilando por estas interesantísimas conversaciones entre Freund y Blanchet.
Estamos pues ante un libro que nos descubre a un pensador que, en palabras de Blanchet “se rebelaba contra el espíritu del tiempo y sus modas y contra las ideologías hegemónicas” y que logra lo que toda aproximación biográfica a un autor pretende: abrirnos el apetito y generarnos interés por su obra.
Siempre interesante y a menudo sorprendente, pero también del entrevistador, su colega el sacerdote Charles Blanchet, conocedor profundo del pensamiento de Freund y hábil a la hora de ir planteando preguntas que van desvelando toda la potencia del pensamiento de Freund.
Su experiencia en la Resistencia (tremenda la trágica anécdota que dejaría una huella indeleble en el joven Freund) y el desengaño posterior que le llevaría a su tesis sobre la esencia de la política nos muestran que una trayectoria intelectual también puede leerse como si de una novela se tratara. La polémica con su profesor Jean Hyppolite, además de muy significativa del carácter de Freund, tendría que enmarcarse y ser de lectura obligada para todo pacifista.
El libro continúa con el descubrimiento de Carl Schmitt, de Aristóteles, de Dostoievski… Freund va desgranando juicios y reflexiones que nunca dejan indiferente. Su ataque al idealismo de Kant (Freund llega a afirmar que “no se puede hacer nada con Kant”), sus aproximaciones al fenómeno religioso y su aceptación de la fe de sus padres, su análisis de la decadencia de las civilizaciones, su advertencia frente a las utopías que, con muy buenas intenciones, acaban convirtiendo el mundo en un infierno (“es en nombre de una intención generosa, edificar una nueva humanidad, como se justifica el terror”), son algunos de los aspectos que van desfilando por estas interesantísimas conversaciones entre Freund y Blanchet.
Estamos pues ante un libro que nos descubre a un pensador que, en palabras de Blanchet “se rebelaba contra el espíritu del tiempo y sus modas y contra las ideologías hegemónicas” y que logra lo que toda aproximación biográfica a un autor pretende: abrirnos el apetito y generarnos interés por su obra.