

Este jueves 17 de enero Rod Dreher presentará en Balmesiana su libro “La opción benedictina”. Pablo Ginés ha publicado en Religión en Libertad un muy buen resumen de los elementos clave del libro de Dreher que confirma el interés que tendrá escucharle en directo:
Hay un runrún de fondo que comparten ya muchos analistas sociales. Pide reconocer que todo Occidente ha caído ya en manos de los bárbaros, paganos materialistas y hedonistas, y pide reconocer que los cristianos van a ser acosados y perseguidos para que se asimilen al nuevo poder.
Los cristianos van a ser una minoría exótica y rarita y todo el mundo sabe que a las minorías exóticas y raritas se les usa como chivo expiatorio ante cualquier problema social, como lo fueron los judíos en muchas sociedades. Si intentan parecerse al mundo para dejar de ser considerados exóticos y raritos, ya no serán cristianos, se convertirán también ellos en bárbaros paganos. ¿De qué sirve una sal que no transmite sabor?
Bajo el reinado de los nuevos bárbaros (nuevos hunos, nuevos vándalos, nuevos godos) las comunidades cristianas tendrán que decidir a qué dedican sus escasas fuerzas, cómo pagan su yizia o tributo humillante a los nuevos señores y cómo se reorganizan para, algún día, quizá en siglos futuros, reconducir el mundo (lo que quede de él) mediante el mensaje transformador de Jesucristo.
El gran libro que trata este tema, ya en español, es La opción Benedictina (Ediciones Encuentro), del periodista y analista norteamericano Rod Dreher, que va a visitar España del 14 al 18 de enero, con presentaciones en Sevilla, Madrid, Valencia, Barcelona y Zaragoza. Es un libro de lectura ágil, periodístico, que combina la investigación sociológica, el testimonio propio y la experiencia de quien ha explorado el cambio social. Es un libro que mueve a la acción. Se centra mucho en la experiencia norteamericana, pero parece perfectamente aplicable al resto de Occidente.
Diagnóstico: como los monasterios, cristianos entre bárbaros
Rod Dreher tiene claro el diagnóstico: ha caído la cultura cristiana, vamos a vivir en una férrea cultura no indiferente, sino anticristiana, bárbara.
Y ofrece una terapia: hay que crear comunidades cristianas fuertes de verdad, siguiendo el modelo de los monasterios que creó San Benito al hundirse el Imperio Romano. Las parroquias, las familias cristianas, las asociaciones cristianas, deben ser tan firmes y militantes, incluso en su vida cotidiana, como esos monasterios. La fe debe ser central en cada familia y asociación. Quien entienda la fe como algo que se hace solo el domingo, será asimilado por el mundo y sus hijos serán bárbaros paganos.
Quizá para conservar la fe de tus hijos tengas que cambiarte de ciudad, buscando un colegio cristiano “de verdad” y una parroquia cristiana “de verdad” y vecinos cristianos “de verdad”. No se trata de buscar a los “puros perfectos”, pero sí de estar con los que quieren crecer en la exigencia de la vida cristiana, santa, benedictina. Rod Dreher y su familia se han mudado de ciudad por eso ya un par de veces.
Poder ver en tus vecinos la vida cristiana
Los jóvenes cristianos, por ejemplo, han de poder conocer en persona, en su vida cotidiana, a vecinos que crean en un noviazgo casto, o que crean en casarse para toda la vida, o que les vayan a ayudar en embarazos complicados, o en crisis matrimoniales. Claro que sabrán que los paganos ya no se atreven a casarse, claro que rompen sus parejas, claro que educan a sus escasos niños en hogares sin padre o con una sucesión de parejas que entran y salen. Pero han de ver en su entorno que la alternativa cristiana es real y se puede vivir.
Dreher repasa la Regla de San Benito del siglo VI y analiza cómo se puede aplicar a las familias cristianas hoy, y como la adaptan comunidades católicas, ortodoxas y protestantes que quieren vivir según Cristo. De la Regla de San Benito se aprende:
– cómo vivir la oración: rezar, tratar a Dios, es lo realmente alternativo y transformador
– como vivir el trabajo: al servicio de la persona, la vocación y Dios
– como vivir el ascetismo: en un mundo ultraconsumista, el ayuno y la austeridad es lo más sano
– cómo vivir la comunidad: ya no es lícito el individualismo o la micro-familia incomunicada
– cómo vivir la hospitalidad: para evangelizar, hay que acoger al pagano, tratarse con él… pero sin dejar que cambie nuestra vida “benedictina”
– cómo evitar desviaciones sectarias: se necesita un equilibrio entre distintos tipos de bien, queremos comunidades firmes, no sectas; hay que evitar rigorismos alocados y líderes posesivos…
No hay que huir de la política… pero hay prioridades
¿Y la política? Dreher pide a los cristianos abandonar la superstición de que algún partido o político va a “arreglar las cosas”. Pero su opción benedictina no es una huida del mundo, al contrario.
“Que quede claro, los cristianos no nos podemos permitir esfumarnos del espacio público. La Iglesia no debe eludir la responsabilidad de rezar por los líderes políticos y de hablarles proféticamente. A los cristianos no solo nos incumbe la lucha contra el aborto y proteger la libertad religiosa y la familia tradicional”, detalla. Pueden surgir alianzas con compañeros curiosos en muchos temas: apoyo al pequeño comercio, o para combatir el tráfico sexual, la pobreza, el sida…
Pero “los cristianos no pueden actuar por inercia siguiendo los patrones que han aprendido durante los últimos 30 años. Estos tiempos exigen mucha más sutileza y reflexión a los creyentes que salten al cuadrilátero político”, avisa.
Una estrategia que propone es abrazar la política local, crear comunidades localmente fuertes y localmente influyentes o decisivas.
Campo de batalla clave: la libertad religiosa y de expresión
Otro tema clave, imprescindible, es dedicar recursos a defender la libertad de religión y de expresión. Los cristianos no pueden dejar que se les amordace legalmente, han de poder expresar sus ideas, y poder vivirlas, al menos, en sus comunidades. El tema del matrimonio LGTB ha demostrado que antiguos “aliados” de los cristianos en el mundo político están dispuestos a reducir e incluso eliminar la libertad religiosa (incluso la académica) con tal de consagrar la ideología LGTB como intocable, blindarla contra toda crítica, todo debate social, científico o de ideas. No pueden permitir el debate y lo impedirán con amenazas, querellas o gritos.
Lance Kinzer, un político de Kansas que ha decidido especializarse en defender la libertad religiosa, tiene una serie de propuestas que Dreher cree que los cristianos deberían priorizar en este entorno postmoderno y hostil:
– defender la libertad de las entidades cristianas: colegios, asociaciones, etc…
– participar en la prensa local, debates, radios, televisiones locales, con la propuesta cristiana (en otros espacios será silenciada)
– marcarse objetivos realistas y alcanzables, evitar desgastes innecesarios y luchas incendiarias
– ser siempre educado y respetuoso, no dar excusas a las acusaciones de “fanatismo”
– buscar aliados donde buenamente se pueda, sean de otras religiones, de izquierdas alternativas, gays pro-libertad, etc…
Dreher cree que este tema es esencial y que “no nos podemos permitir el lujo de seguir luchando en guerras que perdimos hace mucho tiempo“. La prioridad es poder formar a nuestros hijos en valores cristianos de verdad y protegerlos de la presión tóxica del adoctrinamiento del régimen postmoderno.
Crear una polis paralela: dar lo que el mundo no da
Dreher habla también en su libro de cómo los disidentes bajo la tiranía comunista checa intentaban crear todo tipo de espacios alternativos. Recomienda el ejemplo del matemático y disidente católico Václav Benda, que intentaba crear una “polis paralela”, fomentar viejas tradiciones populares y líneas de educación alternativa.
Por ejemplo, hay que enseñar a los niños lo que no les enseñan en el colegio: para eso, los cristianos (y otras personas) han de fomentar sus propias instituciones. Eso incluye enseñar cosas sobre el amor, la familia, la felicidad, el sexo; también sobre los sentimientos, el perdón, todo lo espiritual. Y toda la tradición de grandes héroes, ejemplos e historias edificantes del pasado, que el poder bárbaro quiere ocultar y olvidar.
Cómo crear “aldeas cristianas”
De todas las instituciones, la que los cristianos debería priorizar hoy es la comunidad, la “pequeña aldea cristiana”, que no vive según el modelo bárbaro, sino según el modelo benedictino. ¿Cómo se hace una “aldea” o “comunidad” cristiana, aunque sea en la gran ciudad? Dreher da ideas y pone ejemplos de comunidades que ya existen y funcionan en EEUU o en Europa.
- El hogar es como “un monasterio doméstico”: hay jerarquía con amor, hay prioridades, se reza, se trabaja, se acoge…
2. La familia es consciente de ir contracorriente y ser alternativa, inconformista…
3. La familia es fuerte y valiosa, pero no cae en lo sectario ni la autoidoloatría
4. Las familias cristianas viven cerca unas de otras, se ayudan, son amigas cotidianas
5. Las familias cristianas establecen redes con recursos y apoyos, usando también su parroquia e iglesia
6. Los cristianos serios de distintas confesiones (católicos, ortodoxos, protestantes) aprenden a trabajar juntos en temas comunes
7. Hay que echar a caminar ya, construir con lo que se tiene: no dejar que el perfeccionismo paralice
8. Hay que sacar a los hijos de la escuela pública y también de las escuelas falsamente cristianas; buscar o fundar escuelas “cristianas de verdad”
9. Hay que apoyar a los comercios cristianos, a los profesionales cristianos, etc (si son competentes) aunque cueste más dinero
10. Hay que prepararse para ser marginado y acosado… y para ayudar a los hermanos que así sufren
La importancia del sexo
Los cristianos tienen que servir a Dios en muchos temas, pero el debate sobre el sexo va a ser clave y no hay forma de evitarlo. Quien no defienda la visión cristiana tradicional sobre el sexo, la castidad, la familia y la vida, se convertirá enseguida (él o sus hijos) en un pagano más.
“Lo queramos o no, toda la cultura contemporánea gira en torno al sexo y está rompiendo en pedazos la Iglesia. Es imposible escapar de la pelea: el frente ha llegado a tu iglesia y a tu propia familia. No tomar partido por ninguno de los bandos es decantarse por uno: por el contrario a la Biblia”, escribe Dreher.
El clero ha abandonado a las familias y los jóvenes y hace décadas que no predica sobre este tema. Dreher explica que en 20 años de asistir a misas católicas y ortodoxas por todo EEUU, sólo una vez escuchó a un sacerdote hacer una homilía correcta sobre tema sexual, y no muy profunda. “El silencio del púlpito, de los ministros de la iglesia y de los profesores nos transmite el mensaje de que el sexo y la sexualidad no tienen importancia y de que la Iglesia no tiene nada que aportar”, denuncia Dreher.
El libro dedica todo un capítulo a la sexualidad y otro completo a la novedad de nuestra generación: la tecnología que nos distrae y esclaviza, que nos convierte en consumidores y engranajes las 24 horas del día, a un clic de distancia en el bolsillo, junto a la cama.
El libro finaliza con una advertencia: la “opción benedictina” es necesaria para nuestra vida, para salvar lo que queda de civilización cristiana y hacer que siga siendo fértil para transformar el mundo, pero esta opción debe abrazarse, insiste, por amor, y no por miedo. El amor a Cristo y los hermanos es, al final, lo que de verdad permitirá construir.