Estamos ante un florilegio de aforismos sacados de los versos del poeta Luis Rosales. Escribe el también poeta Enrique García-Máiquez al respecto:
Asombra la variedad de tonos… A veces, encontramos una sencillez salvada por la emoción biográfica reconocible: “Tener primos, ya lo sabéis, es una maravilla”; y otras, una reflexión muy filosófica: “Como la verdad es retrospectiva, tienes que andarla y desandarla hasta cerrar el círculo”. Veta que sabe contrarrestar con el humor: “Hasta en mi propia voz escucho interferencias”.
Hay una sombra de asombro y maravilla que recuerda a Chesterton: “Cualquier rincón me parecía un reloj de cuco, es decir: me parecía un rincón donde de cuando en cuando podía ocurrir algo increíble”; y una ingenuidad segura de sí misma a lo Mario Quintana: “Lo maravilloso de ser hombre es que puedes pensar en lo que quieras”.
Luis Rosales y otros autores
No evita el desengaño en plan Cioran: “Aun el elogio tiene su pequeño esqueleto de calumnia”, pero tampoco el apunte impresionista propio de un Gómez de la Serna: “La brisa, que parece una bandera”. Ni el trazo metafísico de un Porcchia: “Lo más seguro sería decir: Tal vez”. O la perspicacia psicológica de un Ramón Eder: “Un hombre circunspecto casi nunca es alegre”.
Estos ejemplos remarcan que Luis Rosales, aunque extraído, puede muy bien considerarse un par entre los aforistas más insignes.
Entre los aforismos que el libro selecciona, he aquí una pequeña muestra:
- No hay nada verdadero en la vida que no sea compatible con la inocencia.
- Nadie puede quitarte lo que amas.
- En la vida, no nos llevan los pies, sino las huellas.
- Lo que no se recuerda se acaba.
- En el mundo actual no hay otra forma de diálogo que escuchar a los muertos.
- Entre todas las cosas que se pueden hacer en esta vida, la primera es seguir.
- Cuando un país decide suicidarse a quien no está conforme lo suicidan.
- El camino más corto para saberlo todo es la ignorancia.