

En la Providencia de Dios sobre los hombres en su caminar histórico están los santos de la Iglesia que guiados por la luz de Dios llevan al mundo hacia Cristo. Benedicto XVI durante su pontificado fue desgranando la vida de las grandes figuras de la historia de la Iglesia que han brillado por su santidad.
Ediciones Cristiandad recoger ahora todas las catequesis del papa emérito en dos volúmenes. El primero abarca dese los orígenes de la Iglesia, a los apóstoles, Pablo de Tarso (con el que tuvo una especial atención por motivo del año paulino en 2009) y los Padres de la Iglesia. El segundo volumen se inicia con los maestros medievales, desde le siglo VIII al siglo XIV hasta los de época moderna y contemporánea.
Estos textos han sido recogidos por Pablo Blanco Sarto y Eduardo Torres Moreno (ambos profesores de teología en la Universidad de Navarra) con unas breves introducciones para presentarlos.
Los santos aceleran el reino de Cristo en este mundo
Hablando de las grandes figuras que fueron Francisco y Domingo en los siglos XII y XIII, decía el papa emérito “fue un modo en que Cristo entró de nuevo en la historia, haciendo valer nuevamente su palabra y su amor: un modo en el cual ha renovado la Iglesia y ha impulsado la historia hacia sí”.
El desgranar la vida, la ejemplaridad y el legado de los santos enmarcados en un momento histórico como lo hace Benedicto XVI nos ayuda a entender el plan providente con el que Dios, Señor de la Historia, guía a las personas y a los pueblos. La explicaciones de Benedicto XVI sobre los santos resultan conmovedoras por su sencillez, es la sencillez de alguien que ha estudiado y meditado lo que explica y sabe hacer una síntesis accesible para cualquiera. Resulta una verdadera delicia ir leyendo la vida de san Beda el Venerable, de santa Hildegarda de Bingen, de Santa Catalina de Siena, Roberto Belarmino, Juan de Ávila, Pío de Pietrelcina y tantos otros que tras la lectura de sus vida uno que fortalecido en su fe y más enamorado de la Iglesia.
Una lectura ideal para empezar a ser “amigo de los santos” o para el que ya los conoce recordar con agrado las maravillas que hace el Señor en las almas dóciles a su voluntad.