¡Hoy estamos de fiesta! Un día como hoy hace 102 años la Virgen quiso aparecerse a unos pastorcitos en Fátima, Lucía, Francisco y Jacinta, para descubrirles los secretos del corazón de la Virgen y la arma final contra el demonio: el Rosario.
Apariciones del Ángel
Como preparación a las apariciones de Nuestra Señora, un ángel quien se identificó como el “Ángel de Portugal”, le habló en primer lugar a los niños en 1916 diciéndoles: “No temáis. Yo soy el ángel de la Paz. Rezad conmigo”. Luego él se arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó: “Dios mío, yo creo, yo os adoro y yo os amo!, os pido perdón por aquellos que no creen, no os adoran, no confían y no os aman!” Él dijo esta oración tres veces. Cuando acabó, le dijo a los niños: “Rezad así. Los corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas”. Él dejó a los niños quienes empezaron a decir esta oración frecuentemente. Dos más fueron las apariciones del ángel a los niños. Les fue preparando el corazón para la llegada de la Virgen.
Apariciones de la Virgen
Casi 8 meses pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y Jacinta continuaron haciendo lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en Junio y Jacinta acababa de cumplir siete en marzo, cuando el 13 de mayo de 1917, decidieron llevar sus ovejas a unas colinas que pertenecían al padre de Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario se les apareció en seis ocasiones en 1917, y una novena vez en 1920 (sólo a Lucía).
Tan importante como el lugar y el momento eran la situación a nivel mundial. En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la humanidad a la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy. En la lejanía de Moscu, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en Noviembre de 1917 y en la que se sumergió eventualmente casi la mitad de los habitantes de esta tierra. Fue en este contexto en el que el cielo intercede por la tierra para proveer el antídoto para los males morales y sociales del mundo – el mensaje de Fátima.
Las memorias de Sor Lucía lo narran así: “Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estabamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de dar unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rayos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estábamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.
Ella nos dijo: Por favor no temáis, no os voy a hacer daño. Vengo del Cielo.
La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.
“¿Qué queréis de mí?”
Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes durante los próximos seis meses a la misma hora. Luego te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. Y volveré aquí una séptima vez.” Y los niños así lo hicieron.
El trece de junio, después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presentes,” vimos otra vez, el reflejo de luz que se nos acercaba (solíamos decir que eran rayos) y después, a Nuestra Señora en el roble como en mayo.
“Por favor dígame, Señora, ¿qué es lo que quiere de mí?”
Quiero que vengáis aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continuéis diciendo el Rosario todos los días. Después de cada misterio, hijos míos, quiero que recéis de esta manera. “Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia”. Quiero que aprendáis a leer y a escribir, y luego os diré que más quiero de vosotros.
“¿Nos llevará al cielo?”
Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tu me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que tú establezcas devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
“¿Debo permanecer en el mundo sola?”
No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.
En el momento en el que ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, Ella nos transmitió por segunda vez, el reflejo de esa luz intensa. En ella sentíamos que estabamos sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba hacia los Cielos, y yo en la parte que se derramaba sobre la tierra. En frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Entendimos que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.”
La aparición del 13 de julio probó ser en muchas formas, la parte más controvertida del mensaje de Fátima, proveyendo un secreto en tres partes que los niños guardaron celosamente. Las primeras dos partes, la visión del infierno y la profecía del futuro rol de Rusia y cómo prevenirlo, no serían reveladas hasta que Lucía las escribió en su tercer diario, en obediencia al obispo, en 1941. La tercera parte, comúnmente conocido como el Tercer Secreto, fue más tarde comunicado al obispo, quien lo envió sin leer al Papa Pío XII. Ese día la Virgen reveló lo que haría en octubre: “Debéis venir aquí todos los meses, y en octubre yo te diré quién soy y lo que quiero. Después haré un milagro para que todos crean.” Y añadió: “Haced sacrificios por los pecadores, y decid seguido, especialmente cuando hagáis un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.”
“Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo. (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a horrorosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente:
“Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Dios quiere establecer la devoción a mi Inmaculado Corazón para salvar a todas las almas. Vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y pido que los primeros Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por todos los pecados del mundo. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, Rusia repartirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia, los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, ciertas naciones serán aniquiladas. Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a Mi Inmaculado Corazón, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz. En Portugal la fe siempre será preservada….”
El trece de agosto no se apareció en Cova da Iría porque las autoridades estaban interrogando a los niños severamente. Sin embargo, los planes de la Virgen no se truncaron y se apareció a los niños el día 19 de ese mes en Valinhos, cerca de Aljustrel.
A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea, más de 30.000 personas se reunieron en Cova para la aparición del mes de septiembre. El mensaje seguía siendo el mismo: Rezad cada día el Rosario por la paz en el mundo y el fin de la guerra, y haced penitencia por todos los pecadores.
El 13 de octubre los niños lograron llegar a Cova entre las adulaciones y el escepticismo que los había perseguido desde mayo. La Virgen se apareció cuando el sol estaba en su apogeo, y así fue la aparición:
“¿Qué queréis de mí?”
Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares.
“Sí, Sí”
“¿Me dirá su nombre?”
Yo soy la Señora del Rosario.
“¡Miren el sol!”
En este momento, dos distintas apariciones pudieron ser vistas: el fenómeno del sol presenciado por los 70,000 espectadores y aquella que fue vista solo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario.
“Después que la Virgen desapareció en la inmensa distancia del firmamento, vimos a San José y al Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Un poco después cuando esta aparición terminó vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, me parece que era lo Dolorosa. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo al igual que lo había hecho San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez más, parecida a nuestra Señora del Carmen (Sólo Lucia vio la última aparición, como anticipando su entrada al Carmelo unos años después.)”
Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo, a Lucía, nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.
Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el ahora conocido como el famoso milagro del sol.
Mensajes de la Virgen de Fátima
Los dos primeros secretos que la Virgen reveló a los pastorcillos el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima fueron revelados por la hermana Lucía en 1941. En cambio, el tercer secreto fue transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944 y fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del año 2000.
El primer secreto de Fátima es el siguiente: “Vosotros habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.”
El segundo: “La Primera Guerra mundial terminará pronto. Sin embargo, si la humanidad no deja de ofender a Dios, otra guerra peor surgirá en el Pontificado del Papa Pío XI. Cuando veais una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que éste es el gran signo que Dios les da, porque El va a castigar el mundo por sus crímenes a través de las guerras, el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto, Yo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los Primeros Sábados.
Si mi petición es acatada, Rusia se convertirá, y habrá paz. Si no, Rusia transmitirá sus errores a través del mundo, promoviendo guerras y la persecución de la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas; pero, al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El santo Padre consagrará Rusia a mi Inmaculado Corazón, la cual se convertirá, y algún tiempo de paz se le dará al mundo.”
Y finalmente, el tercer secreto: “Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: ‘algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él’ a un Obispo vestido de Blanco ‘hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre’. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.
La Virgen también les dijo: “Os ofreceréis a Dios y aceptaréis todos los sufrimientos que Él os envíe, en reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores. Tendréis que sufrir mucho pero la gracia de Dios os fortalecerá. Rezad el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.”