María Antonieta Casanueva doctora en temas de educación y madre de cuatro hijos ha escrito un libro sobre Ángel, el tercero de sus hijos que nació en 1969 en México con una lesión cerebral y falleció con 44 años en 2013. En 1987 se traladan a España, de donde era su marido buscando la atención de un centro especializado para su hijo, el centro de disminuidos psíquicos de Can Ruti en Badalona de cuyo personal se muestra tan agradecida.
El libro combina la vida de su querídisimo Ángel con reflexiones sobre como educar a un hijo discapacitado dentro de una familia con varios hijos más que atender y educar. Lo llamativo de este libro es el estilo directo y sencillo de su relato donde se aprecia el proceso por el que un matrimonio ha de pasar desde que conoce la realidad de su hijo, la asume, y vive el día a día intentando conciliar vida familiar y profesional con los cuidados y atenciones que requieren un niño con graves daños cerebrales. En ningún momento trata de ocultar el sufrimiento que conlleva tener un hijo enfermo que puede llegar a estar ventitantas horas en estado epiléptico o que enferma gravemente con gran facilidad. Sin embargo, el libro trasmite una profunda paz y alegría porque la autora en todo momento está agradecida por la vida de Ángel, que hace sacar a la luz lo mejor de su familia y de sus cuidadores.
El testimonio de María Antonieta sin pretender dar una lección a nadie conmueve profundamente al quedar plasmado en sus páginas la entrega de una mujer por su hijo enfermo.
En el último capítulo del libro “No hay una vida inútil” cuenta que las Religiosas Hospitalarias del Sagrado Corazón, que atendían en México el centro donde estaba Ángel anotaron en una valoración suya del año 1982, cuando tenía trece años:
No nací para ser
pobre o rico
feliz o infeliz
enfermo o sano
Nací para ser AMADO y ACEPTADO.
Y anota la autora: “Al que yo añadí entonces, y así se puso en su recordatorio: Y para ir a TI, MI SEÑOR”.
He aquí la razón profunda de esta madre de familia en esta vida dedicada hacia su hijo enfermo. Su fe en Dios y la confianza en Él le llevan a seguir sonriendo porque sabe que en Ángel tienen un intercesor en el cielo.
1 comentario. Dejar nuevo
Un aporte muy interesante. Muchas gracias por la ilustración. Saludos.