

En el torbellino de la conquista española de California de la última mitad del siglo XVIII, tres franciscanos descuellan por sus hazañas; Pedro Font, catalán de 38 años, Francisco Garcés aragonés natural de Morata de Jalón, tenía 25 años cuando zarpó de Cádiz. Y el tercero, Juan Crespí mallorquín que había estudiado filosofía con Fran Junípero Serra en el convento de San Francisco de Palma iniciando una colaboración que continuaría a ambas orillas del atlántico hasta su muerte a los 60 años. Con 28 años lo encontramos en Cádiz a bordo de un barco mercante Nuestra Señora de Begoña.
La identidad hispana de EEUU
“La historia que se enseña en EE.UU. se centra en las trece colonias inglesas y la historia del oeste del país se cuenta a partir de la fiebre del oro que se vivió en la región en la segunda mitad del siglo XIX”, señalaba Hackel, autor de “Junípero Serra: el padre fundador de California”, una exhaustiva biografía del religioso que fue publicada en el 2015.
Robert A. Kittle en la misma línea reivindica el carácter hispano de EEUU, contra los que piensan que sólo las Islas Británicas dieron origen la os EEUU. Éstos franciscanos marcaron en el continente americano una huella más profunda, en tamaño e importancia, que los exploradores Lewis y Clark, de una generación posterior. Sin embargo sus hazañas fueron eclipsadas por la Revolución americana, que estalló en esa misma época en la costa este del país.
Soldados de la corona y de la cruz
La llegada de los franciscanos a California es simultánea a la expulsión de los jesuitas de Nueva España con Carlos III en 1767. Crespí y Junípero Serra fueron enviados a ocupar las misiones jesuitas en la Baja California. Después les serían encomendadas las misiones en el norte de California y Serra se llevaría a Crespí como cronista y capellán.
Gracias a sus diarios y anotaciones podemos recordar sus heroicas azañas que el autor del libro enumera “Se enfrentaron a tormentas espantosas en el mar, a saqueos de los indios, al hambre, a la sed, al escorbuto, a la malaria, a los agresivos osos y a la soledad devastadoras, mientras trazaban los caminos de estar tierras desoladas. Las privaciones fueron sus compañeras inseparables, pero estos hombres piadosos y eruditos no se arredraron”.
Font, Garcés y Crespí fueron la vanguardia del último impuso misionero de la corona española. Para los misioneros su objetivo principal era plantar la cruz, bautizar y misionar. Y simultaneamente a su labor evangelizadora los franciscanos fueron un instrumento de civilización para los nativos.
Capellanes de las expediciones eran también cronistas, cartógrafos. Entre el varios legado de Font se incluye algunos de los mapas de California más temparanos. Allí donde viajaban no dejaba de señalar que Dios y el rey de España querían que todas las tribus viviesen en armonía y consiguieron establecer tratados de paz entre las belicosas partidas de indios algo en lo que Garcés obtuvo mayores resultados pues supo hacerse con los indios de una manera especial.
A lomos de una mula recorrieron miles de kilómetros abriendo caminos desde el interior de Méjico hasta el norte de California explorando las costas del pacifico. La ciudad de Tilaco en Sierra Gorda (Méjico) fundada por Juan Crespí es una de las que mejor conserva sus huellas franciscanas y españolas.
Misión de San Francisco de Asís del Valle de Tilaco.
Sólo la fe y el empuje de estos frailes hicieron posible la culminación de esa aventura.