

Así define Francisco Serrano Oceja en Religión Confidencial el último libro de Peter Kreeft publicado en nuestro país, ¿Símbolo o Sustancia?
Un libro que plantea un diálogo imaginario entre C. S. Lewis, el autor anglicano de ficción más leído, J. R. R. Tolkien, el autor católico de ficción más leído, y Billy Graham, el pastor evangélico más seguido en los Estados Unidos durante el pasado siglo. Un libro sobre las concepciones de la eucaristía, que es sobre la naturaleza de ese sacramento. Bueno sobre la eucaristía y sobre otros muchos aspectos de experiencia cristiana.
Y añade Serrano:
“Aunque el diálogo es imaginado, y se desarrolla en un contexto muy anglosajón, no obvia que C. S. Lewis mantuvo en vida una conversación con representantes de la Asociación Evangelista de Graham. Lewis, autor de Narnia, tuvo muchas conversaciones con Tolkien, autor de la saga de “El señor de los anillos”, eran amigos y se veían con frecuencia.
Lewis se había convertido al cristianismo con la ayuda de Tolkien, pero no llegó a dar el paso al catolicismo. Lewis le dijo a Tolkien a este propósito algo así como que “no podía entender de dónde procedía por que no había nacido en Belfast”, según los biógrafos de Lewis, Christopher Derrick y Joseph Pearce.
Este libro, que en gran media se podría pensar que es un comentario al impresionante “Mero cristianismo” de Lewis, plantea, en un diálogo, a veces confrontación, la verdad de la fe, la fe como forma de “episteme” y de afirmación intelectual, como forma de conocimiento. Está claro que a lo largo de sus páginas se ponen sobre la mesa las cuestiones referidas a la Biblia, la interpretación, la Tradición, la historia común y la historia de las divisiones, las relaciones entre razón y fe, los sacramentos, la Iglesia, el primado de Pedro, la sucesión apostólica.
Pero de lo que habla este libro es de la verdad y de la búsqueda de la verdad. Así, sin adjetivos ni aditamentos.
El libro es un ejemplo también de cómo se debe dialogar en estos temas, cómo ofrecer razones para creer, cómo servir antes que prevalecer. Y como dice en su prólogo el profesor Armando Segura, estamos ante un libro desafiante para un tiempo cínico y descreído.”