

No vamos a descubrir a estas alturas el talento literario ni la finura psicológica de Stefan Zweig. Un talento y una finura que vuelven a relucir en Una boda en Lyon, el relato que Zweig sitúa en plena Revolución Francesa, dentro de una prisión, durante el asedio a dicha ciudad en 1793.
La trama del relato nos muestra el horror de la Revolución y, al mismo tiempo, cómo incluso en las circunstancias más adversas los seres humanos somos libres y podemos dar sentido a nuestras vidas.
Durante el Terror jacobino, una joven, que espera su ejecución en el oscuro sótano de una cárcel, se reencuentra con su prometido, al que creía muerto en un levantamiento de las fuerzas partidarias a la monarquía. Sólo la compasión de sus compañeros de infortunio ayudará a los amantes a cumplir su mayor deseo, presentarse ante Dios como marido y mujer, y a su vez ofrecerá un momentáneo consuelo a todos los presentes.
Zweig hace gala, como es habitual en él, de una prosa elegante y concisa, para narrar los últimos momentos de esa pareja de enamorados que encuentran en un sacerdote perseguido, la llave para su felicidad eterna al conseguir unirse en matrimonio horas antes de su ejecución. La belleza con que describe Zweig ese momento del sacramento en medio del horror es maravillosa: “En esta ocasión, la gente, aún acostumbrada como estaba a la vista diaria de aquellas tristes cuadrillas, contempló el singular cortejo maravillada, pues de aquellos dos seres que lo abrían, el joven oficial y la muchacha ataviada con una corona nupcial, irradiaba una serenidad tan poco común, que hasta las almas más insensibles se dieron cuenta llenas de respeto, de que allí se encerraba un profundo misterio.”
Y por si no tuviéramos bastante, la presente edición de Una boda en Lyon incluye otros tres relatos: «La caminata», «Un ser humano inolvidable» y «Dos solitarios».
Para fans de Zweig y quienes (si es que aún queda alguien) lo descubren por primera vez.