En cada historia, fábula, o incluso en la vida cotidiana, siempre hay un villano que tuerce las cosas… o un traidor.
R. R. Tolkien nos presenta un personaje inquietante: el retorcido y pervertido Gollum.
Gollum, la engañosa y manipuladora criatura de El Señor de los Anillos, es un ejemplo de cómo una sola persona puede tener control sobre muchas. En realidad, con el don de la vida humana, todas las personas tienen ese poder y pueden usarlo para el bien o para el mal. Gollum, como muchos otros, lo usó para sí mismo, para traicionar la confianza de Frodo, lo que le dio el poder para traicionarlo. Es un paralelismo total con Judas y Jesucristo.
Judas fue un discípulo de Cristo, siguiendo a Jesús como a su Maestro. Sin embargo, Judas se volvió contra nuestro Señor y lo traicionó. La relación entre Gollum y Frodo refleja precisamente esto.
Otra cosa interesante a considerar es el hecho de que Frodo le dio a Gollum la oportunidad de volver a una forma de vida más humana (o hobbit). Le confió a Gollum una inmensa responsabilidad, sabiendo que había una gran posibilidad de que se volviera contra él mismo (Frodo). Sin embargo, así es como funciona el libre albedrío: el hermoso regalo, dando a todos otra oportunidad, el beneficio de la duda. Si Gollum se hubiera visto obligado a recuperar su dignidad, no habría habido bondad, amor, o incluso únicamente libre albedrío en lo que Frodo hizo por él. Sin embargo, como se le dio la oportunidad de consentir, también se le dio la oportunidad de traicionar… que es lo que hizo.
Gollum se volvió contra Frodo por el anillo, del mismo modo que Judas traicionó a Cristo por treinta monedas de plata. Judas debería haber respondido a la confianza en él depositada, pero cuando se le dio la oportunidad eligió la traición. Jesús no sólo sabía que había una gran posibilidad de que lo hiciera, sino que (siendo el Hijo de Dios) también sabía de antemano que Judas lo haría… y sin embargo, le dio la libertad de elegir – la esencia misma del libre albedrío.
Así terminan las historias de Gollum y Judas Iscariote. Ambos valoraban el dinero, o el poder, por encima de sus maestros, y se volvieron contra ellos cuando tuvieron la oportunidad… y luego murieron atrapados en su miseria, por falta de amor.
Publicado por Fanny Jean Jones en Ignitum Today.