

Casado y padre de ocho hijos, Manuel Martínez-Sellés es jefe de sección de Cuidados Cardiológicos Agudos del hospital Gregorio Marañón, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Madrid y autor comprometido en cuestiones bioéticas como la eutanasia.
Pero también ha abordado una cuestión clave, la del matrimonio y, por derivación, la familia, en su último libro: Salva tu matrimonio.
Luis Javier Moxó acaba de entrevistar a Martínez-Sellés en Religión en Libertad, una entrevista de la que destacamos algunas respuestas:
-¿Qué le llevó a escribir este libro?
-La experiencia de matrimonios cercanos que se han roto y la constatación de que la gente cada vez se casa menos y que terminan en ruptura más del 70% de los matrimonios. Los casados no ponemos suficiente empeño para triunfar en el proyecto más importante de nuestras vidas.
-Muchos tendrán la tentación de pensar que esto no lo necesitan o que ya es demasiado tarde. ¿Qué les diría?
-Solo pido el beneficio de la duda. Si un matrimonio lee el libro hasta el final y sigue la metodología propuesta me permito ser optimista. Cada capítulo termina con un breve ejercicio que debe realizar primero cada esposo de forma individual y luego uno que debe realizar el matrimonio de forma conjunta. Creo que será una experiencia muy bonita para los que la hagan.
[…]-¿Es usted un esposo ejemplar?
-Estoy muy lejos de ello. Pero la clave es que nos demos cada día una nueva oportunidad. La vocación matrimonial implica entregarse completamente a otra persona, nos hacemos vulnerables al otro. La vida matrimonial es fuente de muchas satisfacciones y alegrías, pero incluye problemas, exigencias y no pocas decepciones.
-¿Qué me dice del móvil?
-Su mal uso lo convierte en enemigo del matrimonio. No debe entrar en el dormitorio y hay que apagarlo por la noche. Por supuesto que debería estar prohibido en comidas y reuniones familiares y silenciado en esos momentos a dos tan importantes. Tampoco recomiendo abusar de fotos (lo importante es vivir el momento) ni espiar el móvil del cónyuge (una falta manifiesta de confianza e incluso un delito). En los casos más graves mejor pasarse a un móvil que no sea smartphone.
-Usted tiene ocho hijos. ¿Son los hijos el centro del matrimonio?
–Desde luego que no, los hijos son un don y una maravilla, como sabemos los que tenemos la suerte de tenerlos. Pero no pueden ser el centro de la familia, el cónyuge debe estar siempre delante de ellos. Curiosamente, poner al esposo antes que a los niños provoca un impacto positivo también en los hijos. Aunque resulte paradójico, si queremos lo mejor para nuestros hijos, debemos priorizar nuestro amor hacia nuestro esposo.
-Matrimonio/familia frente a trabajo ¿Cómo conciliar?
–Estoy en contra de la conciliación familiar. Conciliación viene del latín conciliatio. El concepto hace referencia a conseguir que dos partes opuestas logren llegar a un acuerdo en un término medio, pero familia y trabajo no deben estar al mismo nivel. Es cierto que muchas veces es superior el esfuerzo puesto en conservar o mejorar el empleo que el que ponemos para conservar o mejorar nuestro matrimonio, pero el matrimonio debe estar por delante de cualquier trabajo, está en juego nuestra felicidad y, si los tenemos, la de nuestros hijos. ¿Qué objetivo profesional llega a los talones de ese? En los trabajos no hay nadie insustituible, en el matrimonio y en la familia somos todos irremplazables. Salir a una hora prudente, desconectar cuando estemos en casa, mirar más allá de los ingresos, son normas que nos ayudarán a mantener un equilibrio sano. No es fácil, y la dificultad aumenta a medida que vamos teniendo éxitos profesionales.
[…]-Con trabajo, responsabilidades, hijos, ¿queda tiempo para el cónyuge?
-La búsqueda de espacios y tiempos para una relación a solas con el cónyuge no es que sea importante, es esencial para el matrimonio. No disponer de un espacio propio solo para los dos suele ser un punto de fricción en muchos matrimonios. Yo recomiendo planificarlo, con protocolos que pueden, por ejemplo, incluir una hora al día y/o un día a la semana y/o un fin de semana al mes y/o una semana al año. La clave es cumplir con lo que acuerden ambos. Es difícil, muy difícil, pero debemos reservar un tiempo para hablar de todo, de lo pequeño y de lo grande, sin interferencias de terceros.
[…]-¿Qué me dice del perdón en el matrimonio?
-Equivocarse no debe ser un motivo de frustración, sino una oportunidad de disfrutar de la belleza de la reconciliación. Pero no es fácil pedir perdón ni perdonar. Todos nos equivocamos, cuando lo hace nuestro cónyuge te toca quererlo tal como es y seguir construyendo nuestro matrimonio. En la gran mayoría de casos veremos que la equivocación no fue deliberada sino fruto de las limitaciones de nuestro cónyuge. Todo se puede perdonar, aunque hay realidades que rompen la confianza y dificultan o incluso imposibilitan vivir el día a día del matrimonio. En tales circunstancias la reconciliación no será posible hasta que termine dicha realidad. Ante esta situación, muy excepcional, el cónyuge está no solo en el derecho, sino en el deber de protegerse y proteger a sus hijos mediante la separación, pero haciendo todo lo posible para que esta sea temporal.