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Chiara Luce (Luz) Badano fue una chica como cualquier otra, joven, vital, le encantaban su familia, sus amigos, le costaba estudiar, una joven normal. Sin embargo, algo radical cambió su vida, un cáncer al que supo acoger como la misma voluntad de Dios y lo vivió con aquella alegría que tanto la caracterizaba. Dio un SÍ fiel al Señor y Él la recompensó con la vida eterna.
Chiara nace en Italia en 1971 y ya desde pequeña tiene un carácter generoso, extrovertido y exuberante: con solo 4 años elige con cuidado los juguetes que quiere donar a los niños pobres. A los 9 años, conoce en la vida de su parroquia al Movimiento de los Focolares, fundado por Chiara Lubich, y entra a formar parte de él y vivir plenamente su espiritualidad, decía: “He descubierto el Evangelio. No era una cristiana auténtica porque no vivía en profundidad, ahora quiero hacer de este magnífico libro el único motivo de mi vida”.
Desde entonces, su vida cambia, da un giro de 180 grados y definitivamente empieza a vivir por y para el Señor, ofreciendo las más pequeñas cosas cotidianas. Dando un sí generoso cada día se preparaba para dar el Sí definitivo al Señor: su enfermedad.
La enfermedad
Vivía un vida intensa, como cualquier joven lleno de vida, y a los 17 años, jugando a tennis, le detectaron un cáncer de huesos. Las esperanzas son pocas. Su madre cuenta que cuando le dieron la fatídica noticia se encerró en la habitación 25 minutos, le dijo Sí a Dios,”su Getsemaní”, salió y nunca más miró atrás. Ofreció todos los dolores, todo el sufrimiento y se encontró con Jesús el 7 de octubre de 1990, con 17 años.
Después de su muerte, se inicia un eco por la extraordinaria vida en la normalidad de lo cotidiano. Un modelo imitable. Muchas personas, especialmente los jóvenes, cambian de vida. Son muchos los testimonios que llegan a oídos de los padres. Rápidamente se inicia el proceso de canonización. El 3 de julio de 2008 es declarada Venerable y el 25 de septiembre de 2010 declarada beata.